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En la isla de Porto Santo encontramos un refugio dorado y azul, un lugar donde todo sucede a un ritmo tranquilo, invitando a la relajación y la relajación.
En medio del Océano Atlántico, de 11 km de largo y 6 km de ancho, Porto Santo se llama desde hace mucho tiempo Ilha Dourada, debido a su larga y fantástica playa de 9 km de arena fina y sedosa bañada por aguas turquesas. El clima de Porto Santo, moderado durante todo el año y con una temperatura del mar que oscila entre los 17ºC y los 22ºC, hace que esta isla nunca pierda su encanto ni siquiera en los meses de invierno.
En 1418, los navegantes portugueses João Gonçalves Zarco y Tristão Vaz Teixeira llegaron a la isla de Porto Santo, el primero de los descubrimientos portugueses en el extranjero. Habiendo sido arrastrados por los fuertes vientos de su ruta de exploración frente a la costa occidental de África, la isla de Porto Santo les dio un refugio seguro, ganándose así su nombre. En 1446, el Infante Dom Henrique nombró a Bartolomeu Perestrelo gobernador de la isla, lo que le dio motivos para hacerse famoso: la hija de Perestrelo se casó con Cristóbal Colón, quien pasó algún tiempo aquí en esta isla preparando el gran viaje del Descubrimiento de América. Hoy es posible visitar la casa del siglo XV que una vez habitó Cristóbal Colón. Ubicado en Vila Baleira, muestra retratos de Colón y también mapas con los diferentes recorridos realizados por él.
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